La situación de la iglesia de San Pelayo de Ayega (Valle de Mena - Burgos) hasta hace poco era ruinosa. Incluso la vegetación campaba a sus anchas en el interior.
Pero un buen día, alguna mente maravillosa dispuso que había que recuperar este bello templo que incluso recibió en su día el ataque de un rayo que casi la hace desaparecer para siempre.
Ventana ciega de el ábside de San Pelayo
Muy cercana a la vizcaína Valmaseda, aunque perteneciente a la provincia de Burgos, San Pelayo de Ayega se encuentra en un precioso valle fronterizo donde construyeron la iglesia entre los siglos XI y XII.
El templo que ha sufrido grandes cambios con el devenir de los tiempos, fue construida en pobre mampostería lo que quizás la da más prestancia en nuestros días acostumbrados a otro tipo de construcción más potente.
Aunque de factura ruda destacan en San Pelayo su portada y su ábside con algunos canecillos que aunque un tanto toscos los consideramos de importancia, quizás porque no se repiten mucho en otras iglesias de la zona.
Canecillos San Pelayo de Ayega
Canecillos San Pelayo de Ayega
A destacar uno de los canes del ábside que nos fascinó desde el primer instante (bajo estas líneas). Aunque en todos los manuales del románico lo describen como un perro, para nosotros es un ataque directo a la religión musulmana de la época con una persona de raza negra con pezuñas de animal orando en su habitual postura. Incluso la cara nos recuerda al negro con orejas de burro de Moarves de Ojeda, por lo que el desprecio a la otra religión era habitual en nuestro románico.
Can de perro o de musulmán con pezuñas orando?
Como hemos comentado destaca en el templo su portada con un expresivo tímpano, en el que conviven pequeños ángeles y personajes que esperan quizás su particular juicio final. Uno domina al león (el poseedor de la virtud) mientras otro es devorado por otra bestia (el pecador).
EGO (S)U(M) PE(L)AGIU(S) CORDUBA - Yo soy Pelayo de Córdoba
Os animamos a visitar este bello templo en un espacio rural especialmente atractivo.
Nos acercamos en esta ocasión a la iglesia rupestre
(aunque mejor sería decir semi-rupestre) más lejana de la gran ruta de
eremitorios rupestres que comienza en el norte de Palencia y que tras atravesar
Cantabria, Burgos y Alava nos llevaría a la cueva de San Millán en la Cogolla
riojana.
Visitamos la Ermita de San Juan Bautista de Socueva
en Arredondo (Cantabria).
El templo se encuentra ubicado en un lugar de
excepcional belleza paisajística dentro del Parque Natural de los Collados del
Asón, muy cercana al espectacular salto de agua donde nace el Río Asón.
Farallón Rocoso, en la mordiente se encuentra la iglesia de Socueva
Nos encontramos en un lugar plagado de yacimientos
prehistóricos, arte rupestre, cuevas naturales y un paisaje único de agrestes
paredes aptas para la más difícil escalada.
Una de las cuevas cercanas a la iglesia
Camuflada en una de esas impresionantes paredes
encontramos la ermita que parece ser siempre estuvo bajo la advocación de San
Juan Bautista.
Sus constructores trabajaron la cueva con pobre
mampuesto en la que quizás es la cueva natural más pequeña de la zona.
Aprovecharon incluso su suelo original en pendiente hacia arriba.
Interior de la iglesia de Socueva
Nos adentramos en un pequeño e incómodo, pero
mágico templo, de planta rectangular de unos seis metros en el que apenas
entrarían cinco o seis personas a lo sumo.
Adaptado en dos alturas obligado por el suelo de la
cueva, destacan en su interior un arco de herradura y su ábside semicircular
con un pequeño altar de piedra.
Altar en el interior del ábside
Solo dos pequeñas ventanas, una en su ábside y otra
abocinada en una de sus paredes, dejan penetrar una misteriosa, recóndita y
secreta luz a su oscuro interior.
En el exterior de la cueva, en un pequeño porche,
bajo una techumbre de teja de aspecto más que peligroso encontramos un
castigado retablo de madera instalado en el siglo XIX.
Arco de herradura e interior desde el ábside
La ermita de Socueva fue dada a conocer por Don
Maximiano de Regil y Alonso, abogado e historiador cántabro, en el Boletín de
la Sociedad Española de Excursiones en 1897 bajo el título “Arco Arabe en una
Cueva de la Provincia de Santander”.
San Juan de Socueva es sin duda alguna un punto
importante dentro del primer cristianismo en Cantabria y sin duda tiene que
estar relacionada de algún modo con las iglesias y centros eremíticos que aún
se pueden encontrar en el norte de Palencia y en el sur de Cantabria.
Arco de Herradura y ventana muro derecho
Nave y muro izquierdo apoyado en la cueva
Como siempre su datación se hace dificultosa e
inexacta.
No se han encontrado escritos o antiguos graffitis
y solo su arco de herradura nos da posibles datos, aunque quizás en vez de
ayudarnos, nos confunde aún más en su posible cronología.
¿Arco de Herradura visigodo o arco mozárabe?. ¿Del
siglo VI, del siglo IX o más tardia?. ¿Es una iglesia de las primeras misiones
evangelizadoras cristianas en Cantabria, de mozárabes que escapan del dominio
musulmán o de función repobladora de tierras en los principios de la
Reconquista?.
Nave de la ermita desde el muro izquierdo
Porche exterior de la cueva.
Retablo del siglo XIX que antecede a la ermita cueva
Lo mismo nos ocurre en relación al número de
eremitas que allí oraban. ¿Sería un solo monje, dado el reducido tamaño de la
ermita, o vivirían allí varios ermitaños en cenobio ocupando como vivienda
cualquiera de las cuevas naturales pegadas a nuestra iglesia?.
Exterior del ábside de Socueva
Nos despedimos de la fascinante ermita de Socueva
pero no queremos hacerlo sin exponer las malas condiciones en que se encuentra
todo el conjunto.
Aunque fue declarado Bien de Interés Cultural (BIC)
en 1985, la ermita lleva varios años en la Lista
Roja de Patrimonio en peligro.
Nuestra visita fue un Viernes Santo y tras varias
horas en la zona pudimos contar más de una veintena de visitantes, lo que se
nos antoja como una elevada suma.
Sabemos de personas y asociaciones que han
presentado serios estudios para su mejora pero poco se ha hecho. Se ha cerrado
el paso al ganado al recinto y se ha asfaltado una carretera que te lleva cómodamente
al monumento.
Interior de ábside y altar
Hasta no hace mucho, el acceso a la iglesia era
bastante dificultoso, casi campo a través, lo que dificultaba mucho su visita.
Desde nuestra modesta opinión pensamos que la mejora del acceso quizás debiera
haber sido el último paso ya que los graffitis modernos, de los amigos
aficionados a escribir su nombre en todos los sitios, se han multiplicado.
El Eremita de San Juan de Socueva
Os animamos a visitar este fantástico y mágico
lugar plagado de historia, naturaleza (si tienes suerte como nosotros el Halcón
te saludará con su vuelo) y alucinantes paisajes.
Recuerda: admira y respeta; y si encuentras al
eremita pídele que te cuente su historia.
Las vistas del Eremita de Socueva
Texto: Andrés Serna. 2015.
Fotos: Andrés Serna y Pedro Ocejo. 2015.
Vídeo: El Correo de las Matas. 2015.
Bibliografía:
“Los estudios sobre la arquitectura excavada
medieval hispana como testimonio de la evolución ideológica sobre el Medievo” Vanessa Jimeno.
Universidad de León.
“Arco árabe en una cueva de la
provincia de Santander”. Maximiano de Regil y Alonso. Boletín de la Sociedad Española
de Excursiones. Número 48. 1 de febrero de 1897.
“Anteproyecto
de restauración y protección de la ermita de San Juan de Socueva (Arredondo - Cantabria). Asociación Cántabra para la Defensa del Patrimonio Subterráneo. Mariano
Luis Serna Gancedo. Santander, 27 de junio de 2003
“Arqueologia
Cristiana de la Antigüedad tardía en Alava, Guipuzcoa y Vizcaya”. Agustín Azkarate. Diputación Foral
de Alava. 1988.
“El culto a
San Millán en Valderredible’ Las Iglesias rupestres y la formación del camino
de Santiago. Gregory Kaplan.
Sociedad Gestora del Año Jubilar Lebaniego (2007).
“San Juan de
Socueva: El Abandono de una Ermita”. Grupo Alceda. El Diario Montañes. 13 de
Mayo de 2013.
Aunque normalmente intentamos en
este blog no alejarnos mucho del motivo principal de esta web, norte de Burgos
y Palencia y sur de Cantabria, algunas veces nos permitimos desplazarnos a
otras zonas por el interés de la zona visitada.
Siempre nos han interesado en
este blog los pueblos abandonados (Perros, Lorilla, etc) y los monasterios e
iglesias que el paso del tiempo ha dejado en ruina (Monasterio de Rioseco,
Iglesia de Cortiguera, etc).
El lugar que hoy visitamos es
interesante por todo. Arte, naturaleza, historia y fantásticas leyendas nos
llevaron a visitar uno de los enclaves más bellos y mágicos de la provincia de
Burgos: el monasterio benedictino de San Pedro de Arlanza. San Pedro de Arlanza está situado
en el pueblo de Hortigüela muy cercano a la villa de Covarrubias.
Todo es leyenda en San Pedro y la
fábula comienza en su misma creación.
Corrían los primeros años del
siglo X cuando el Conde Fernán González (910-970) recorría de cacería las
tierras de su padre el Conde Gonzalo Fernández por la Sierra de Mamblas.
Fernán, ávido cazador, avistó un gran jabalí que llevar a su alforja. En la
emoción del momento y sin que sus ayudantes acudieran en su ayuda, Fernán azuzó
a su montura perdiendo el sendero. De repente el Conde cayó de su caballo yendo
a parar a una profunda cueva de cuyo interior, para su sorpresa, salió un viejo
eremita que allí vivía apartado del mundo.
El santo y sabio eremita, de
nombre Pelayo, entró en conversación con Fernán al que profetizó que sería el
gran libertador de Castilla, llevando a la independencia al condado castellano.
El futuro brillante que Pelayo
vaticinó al Conde, se cumplió al completo y Fernán agradecido volvió a la cueva
años más tarde a visitar al Santo Pelayo encontrando que este ya había
fallecido.
En homenaje al eremita Fernán
mandó construir una ermita dedicada a San Pelayo.
Cuando la ermita se llenó de
monjes, el Conde ordenó la construcción de un gran monasterio donde además dejó
escrito que fuera enterrado.
Su deseo fue cumplido y llegada
su muerte, allí fue enterrado con su esposa Sancha.
El abad del monasterio Fray
Antonio Yepes escribía en el siglo XVI: “En fechas señaladas se oye un gran
ruido que sale de la tumba del Conde Fernán González animando a sus sucesores y
a su sangre”.
Años después de su fundación, el
Abad Vicente decidió ampliar el monasterio, y en ese momento comienza otra de
las grandes leyendas de San Pedro de Arlanza.
A las órdenes del Maestro
Guillermo comenzó la obra de ampliación del gran monasterio.
Obreros, canteros y demás gremios
pusieron manos a la obra en la construcción de la nueva iglesia.Pero resultó que todo lo
construido durante el día, era destruido por la noche. Parece ser que el mismo
diablo destruía lo trabajado porque no quería que el monasterio creciera en
importancia.
La obra no avanzaba y el Abad
consultó que hacer a uno de los sabios eremitas que vivían junto al río. El
ermitaño le aconsejó que pidiera ayuda a un viejo caballero templario que vivía
en un monasterio cercano.
El templario, conocedor de artes
mágicas aprendidas en Tierra Santa, prometió su ayuda al Abad y acudió a San
Pedro.
Una vez allí pidió al constructor
que grabara en el suelo de la iglesia el juego del alquerque (tres en raya) y
esperó la llegada del demonio en la oscuridad de la noche.
Cuando Satán llegó al monasterio,
el templario le planteó un reto. Jugarían una partida al juego, si perdía el
templario, le daría su alma para siempre, pero si perdía el diablo, debería
finalizar toda la obra del monasterio y no volver a molestar jamás.
El diablo dijo sí a la apuesta y
además comenzó la partida con ventaja ya que el templario le dejó colocada
desde el inició la ficha del centro.
El diablo reía de emoción por la
facilidad del reto planteado pero tras mover la ficha central para vencer al
templario, gritó de improviso y desapareció en una gran bola de humo.
El templario amaño el juego y
bajo la ficha central dibujó en la piedra un signo mágico que acabaría con el
maligno.
El diablo perdió el reto pero
cumplió lo prometido y al día siguiente el monasterio al completo estaba
terminado.
Acabada la construcción, el
monasterio dirigido por monjes benedictinos ganó importancia y prosperidad y
pronto recibió ayudas y donaciones de nobles y aristócratas. Muchas parroquias,
monasterios y poblaciones pasan a depender directamente de San Pedro de
Arlanza.
Más leyendas se van sumando con
el tiempo y como buen monasterio Arlanza suma a su riqueza material y
espiritual grandes reliquias que lo marcan como punto importante de
peregrinación.
Junto a cuerpos de muchos Santos
(Santo Rey Wamba, San Vicente, San Pelayo, etc) en los muros de Arlanza
vivieron una parte del brazo de San Pedro y un dedo de San Pablo, como
certifica en un escrito Fray Antonio Yepes. Otra de las grandes reliquias que
trajo gran número de peregrinos y limosnas al monasterio fue un gran trozo del
Lignum Crucis, el madero donde fue clavado Jesucristo.
Arquitectónicamente el monasterio
no paró su transformación desde su creación hasta el siglo XVIII. Prerrománico,
Románico (siglo XI), tardo Gótico (siglo XV) y Herreriano (siglo XVII) son
algunos de los estilos que aún podemos admirar hoy en el castigado monasterio.
La importancia de San Pedro de
Arlanza fue decayendo y el monasterio entró en decadencia.
Como si el diablo hubiera vuelto
tras romper su trato con el templario, el monasterio comienza a desmoronarse.
En 1841, otro diablo, Mendizabal
y su desamortización, hizo que los monjes abandonaran el lugar para siempre.
Desde ese momento el monasterio
fue expoliado sin control. Afortunadamente algo pudo ser salvado aunque
iniciando largos viajes.
La tumba de Fernán González y
Sancha reposa desde entonces en la Colegiata de Covarrubias y una de las
fuentes del claustro viajó para asentarse en un paseo de Burgos capital.
Pero otras partes de San Pedro
iniciaron viajes más largos en medio del expolio y la desolación.
Una de las portadas románicas de
la iglesia se encuentra en la sala 31 del Museo Arqueológico Nacional de Madrid
desde 1895.
Más largo viaje le esperaba a las
fabulosas pinturas románicas de finales del siglo XI que decoraban algunas
estancias del monasterio. Hoy en día se encuentran en el Museo Nacional de Arte
de Cataluña y, sorpréndanse, en el Fogg Art de la Universidad de Harvard y en
el Museo Metropolitano de Nueva York.
El diablo esperó muchos siglos
para vengarse y mandar todo lo más lejos posible de San Pedro de Arlanza.
Todas las reliquias
desaparecieron y gran parte de su biblioteca y escritos fueron a parar a manos
privadas tras el expolio.
Pero a pesar de la ruina, San
Pedro de Arlanza continúa hoy día siendo un lugar para admirar y disfrutar. Un
lugar plagado de arte, de bellos paisajes y de una fascinante historia llena de
leyendas para recordar.
No queremos acabar este artículo
sin hablar del increíble Pinsapo (especie de Abeto) que sirve de tejado del
Claustro Menor con sus ramas. Especie propia de los bosques del sur de España,
es el único ejemplar de este árbol en la provincia de Burgos. Se cree que tiene
más de 150 años y mide más de treinta metros. Quizás ha crecido y durado tanto
años porque recibe a diario los cuidados del fantasma de una dama vestida de
blanco que dicen vive en la torre del monasterio.
NOTA: En esta entrada nos hemos referido unicamente a las leyendas que envuelven el Monasterio de San Pedro de Arlanza. Por esta razón las fechas de quien creo en realidad el monasterio son erroneas. Las leyendas, leyendas son.
Adjunto dejamos un vídeo de RTVE donde se explica con datos veraces la creación de San Pedro de Arlanza.
En este blog hablaremos de los avatares ocurridos en la zona del Norte de Burgos y sur de Cantabria, centrándonos principalmente en los pueblos de Lomás de Villamediana y Cilleruelo de Bricia, lugar del nacimiento de nuestros padres y abuelos, pero sin olvidarnos de todos los pueblos de la zona.
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