domingo, 30 de junio de 2013

LA NOCHE DE SAN JUAN - LOS CABALLUCUS DEL DIABLU


Cuenta la leyenda que son siete y parecen libélulas gigantes, pues tienen largas y transparentes alas, y vuelan por los cielos nocturnos cántabros. Sus colores son rojo, blanco, azul, negro, amarillo, verde y anaranjado. Vuelan siempre juntos y el primero de ellos es el caballo rojo, el más grande y robusto, el jefe que lidera y dirige a los demás en su búsqueda. Quienes han visto a los caballucos dicen que el mismísimo diablo monta uno, y que el resto son cabalgados por demonios. Son nefastos para los montañeses, pues se dedican a pisotear o quemar las mieses. Los caballucos se desplazan por las sendas dejando las huellas de sus cascos y las peñas y piedras que alcanzan sus pezuñas quedan marcadas como si de tierra recién labrada se tratase. Su resoplido es tan fuerte y frío como el cierzo de invierno que hace caer las hojas de los árboles. Sus ojos relumbran como brasas incandescentes.

 
Según el mito, estos caballos del infierno fueron hombres pecadores que perdieron su alma y se vieron obligados a vagar por Cantabria el resto de la eternidad. El caballo rojo fue un hombre que prestaba dinero a los campesinos y luego mediante sucias tretas embargaba sus propiedades; el blanco era un molinero que robaba muchas maquilas del molino de su señor; el negro era un ermitaño que engañaba a las gentes; el amarillo un juez corrupto; el azul un tabernero; el verde un terrateniente que deshonró a muchas jóvenes y el naranja un hijo que por odio maltrataba a sus padres.
 
Es tradición en Cantabria, en la mañana de San Juan, echarse al monte a buscar las flores del agua que nacen en las fuentes y los tréboles de cuatro hojas brotados esa misma noche. Pero resulta muy difícil, ya que durante la noche los caballucos del diablo se han dedicado, pues su misión y maldad les obliga, a destruir las flores del agua y tréboles que han encontrado para evitar que los mozos y las mozas los encuentren. Si aun con todo algún afortunado encuentra la flor del agua, encontrará con ella el amor y la felicidad, mientras que quién en tal ocasión encuentre uno de estos raros tréboles, será afortunado con las cuatro gracias de la vida, una por cada hoja:
* Vivir cien años.
* No sufrir dolores en el resto de la vida.
* No pasar hambre.
* Aguantar con ánimo sereno toda contrariedad.

 
Las hogueras de San Juan en Cantabria perpetúan la tradición propiciatoria y purificadora. Pero el vuelo de los caballucos al resplandor de las hogueras es señal de grandes desgracias. Ni tan siquiera las bendecidas Anjanas tienen poder ante su galope y el único modo de estar a salvo es hacer siete cruces en el aire antes de que se acerquen, pero al ser tan veloces y ante la previsión de que no funcione la gente recurre a otro procedimiento útil, el llevar encima una rama de verbena o yerbuca de San Juan la hierba sagrada que espanta todo mal y que debe haberse cogido la madrugada de la noche de San Juan del año anterior.

 
Cuando tras una noche de tropelías sin interrupción volando y trotando por mieses, camberas y pueblos, el amanecer los sorprende sudorosos y agotados, los caballucos del diablo desaparecen hasta el año siguiente atravesando cuevas cubiertas de cuajarones de sangre. Mientras se retiran resollando y piafando caen de sus fauces unas babas, que al enfriarse en el suelo, se convierten en barras de oro.
 
En Cantabria, todo el mundo sabe que quien las recoge tendrá suerte y riquezas a raudales, pero tras morir su alma irá al infierno irremisiblemente. Aún así muchos ambiciosos no hacen caso a tal admonición y antes de amanecer andan con faroles buscándolas por entre las hierbas de los prados. Cuando retornan de su afanosa búsqueda, se tienen que esconder entre árboles para no ser vistos por los mozos y mozas que recorren los prados brincando y cantando: "A quín coja la yerbuca la mañana de San Juan, no li dañarán culebras ni caballucos del mal."
 
Texto recopilado por Eva Sinmás.
Fotos: Jam Maello.
Fuente: tradiciones populares de Cantabria. Wikipedia.
 

lunes, 3 de junio de 2013

LA NOTA DEL CONCEJO DE QUINTANILLA: LAS ARCAS DE MISERICORDIA.


Recientemente recorriendo las iglesias del románico de nuestra zona estuvimos en Quintanilla de Rucandio (Valderredible – Cantabria). Acudimos a su iglesia dedicada a Santa María y en el pequeño pórtico que esconde su portada nos fijamos en el cartel de anuncios de su ayuntamiento concejo donde solo encontramos una nota cuyo encabezado decía: “¿Lo sabía usted?.
No teníamos ni idea del tema en cuestión, así que al llegar a casa, comidos por la curiosidad, nos pusimos en marcha con la Nota del Concejo de Quintanilla, sorprendidos y admirados: En el lugar más pequeño puedes aprender algo grande. Gracias.

Las Arcas de Misericordia, Arcas de Limosna, Pósitos, Alhóndigas o Alhoíes eran depósitos de cereal de carácter municipal o religioso que se utilizaban para ofrecer préstamos a personas necesitadas en condiciones ventajosas.
Se trataba de acumular grano en tiempos de abundancia para que fuera utilizado en momentos de escasez, malas cosechas o hambrunas.

Son propias de épocas de marcada depresión económica y fueron el remedio utilizado para paliar los problemas económicos de los campesinos más pobres.
Aunque nacieron con el propósito de atender necesidades, pronto se convirtieron en centros de préstamo o de crédito agrícola en especie, no como préstamos económicos.
Ya los egipcios y más tarde los romanos crearon pósitos almacenando trigo para épocas de escasez y garantizando el abastecimiento de pan.

Los primeros pósitos conocidos como tal se crean en el siglo V dirigidos por el Arzobispo de Lyon como remedio a la gran hambruna que asolaba a la Francia de ese periodo.
Tanto los pósitos como las Arcas de Misericordia resurgen en la Edad Media para evitar la usura en los préstamos que practicaban los judíos, verdaderos protagonistas de actividad bancaria de la época. Al aplicar intereses extremadamente altos, los campesinos tenían que vender sus tierras, ganados y posesiones para poder hacer frente a los préstamos solicitados.

Los caros intereses, malas cosechas y brutales hambrunas llevan al campesinado de la Edad Media a la pobreza más absoluta.
Conocedores de la mala situación de la población, tanto nobles ricos, como instituciones religiosas y oficiales, idean nuevas formas de crédito agrario.

Fueron las Ordenes Religiosas Franciscanas en España e Italia, los primeros en fomentar créditos sociales para pobres.
Foto de Don Pedro Fernández de Velasco, Conde de Haro.
Foto: Museo de Burgos

El 18 de septiembre de 1431, Don Pedro Fernández de Velasco, Conde de Haro, apoyado por la Diócesis Franciscana y el Rey Juan II (Rey de Castilla y león - 1406-1454), pide permiso al Papa Eugenio IV para crear las primeras Arcas de Misericordia o Arcas de Limosna en las diócesis de Burgos, Logroño y Palencia.
Con 11.560 florines de oro se crean Arcas de Misericordia en Villadiego, Medina de Pomar, Briviesca, Belorado, Arnedo y Grisaleña y se determina que los préstamos se hagan sin ningún tipo de interés bajo control de los Franciscanos de Briviesca.

Retrato del Papa Eugenio IV
Foto: Wikipedia

Las Arcas de Misericordia concedían préstamos en grano a gente pobre bajo las siguientes condiciones:
      -          No existía ningún tipo de interés.

-          Se exigían prendas u otras garantías a devolver una vez acabado el periodo de préstamo.

-          El plazo nunca sería mayor de un año.

-          Se debe devolver un cuarto de lo prestado en el primer cuatrimestre y el resto en la siguiente cosecha.
Alcazar de los Fernández Velasco. Medina de Pomar (Burgos)

 
Las Arcas de Misericordia fueron créditos de vocación social que ayudaron a promover el trabajo del campesinado gracias a estas ayudas y fomentaron el trabajo en comunidad.
Junto a las Arcas, libres de intereses, crecen también los pósitos de grano, que sí aplicaban un pequeño interés monetario en el préstamo.
Ambos intentan asegurar la provisión de cereal para momentos de quiebra económica y agrícola.
En 1480 los Reyes Católicos firman un decreto por el cual cada pueblo debe tener un edificio dedicado al almacén de grano para evitar el hambre en periodos de escasez.
Los Pósitos crecen en toda España y en el reinado de Felipe II se regularizan administrativa y jurídicamente.

Aunque Arcas y Pósitos tienen su origen en el siglo XV es en los siglos XVII y XVIII cuando más se desarrollan.
Es en estos siglos también, cuando crecen las Arcas de Misericordia vinculadas a grandes señores, militares de prestigio o sacerdotes.

Personajes de cierto prestigio social y económico se convierten en donantes de sus villas natales por motivos afectivos y religiosos.
Son muchos los emigrantes que una vez hecha fortuna en América crearon Arcas de Misericordia en los pueblos donde nacieron.

Iglesia de Allen del Hoyo (Valderredible - Cantabria)

En el siglo XVI, Juan Girón crea el Arca de Escalada (Burgos) y en 1656 se crea la de Nestares (Campoo de Enmedio - Cantabria).

Gracias a los trabajos de investigación de Jacinto Campillo conocemos que fueron numerosas las Arcas de Misericordia abiertas en el Valle de Sedano (Burgos). La primera Arca fue fundada en Sedano en el 1655 al fallecimiento de Doña Catalina González, viuda de Don Juan Martínez de Bustamante, dejando cuatro cargas de pan para los necesitados del pueblo. Tras Sedano se fundan Arcas en numerosos pueblos de la zona: Quintanaloma (1675), Moradillo de Sedano (1680), Mozuelos de Sedano (1686), Covanera (1686), Tubilla del Agua (1693) y Huidobro (1748). Todas ellas fueron fundadas por señores pudientes y arzobispos de la zona para ayudar a los pobres con distintas cantidades de fanegas y celemines de trigo, cebada o centeno.
Sedano (Valle de Sedano - Burgos)
 
En Limpias (Cantabria) el Sargento Mayor del Ejército, José Rivero Palacio, envió dinero desde Méjico para crear un Arca de Misericordia en 1732.
En 1741, Juan López de Cieza, indiano cántabro afincado en Perú, crea el Arca de Misericordia de Reinosa para repartir trigo entre los vecinos necesitados pero con la obligación de devolverlo.
En 1761 otro indiano crea el Arca de Allen del Hoyo en Valderredible (Cantabria). También en el siglo XVIII diferentes escritos sitúan otro Arca de Misericordia en la Torre de los Taglés de Quintanilla de Rucandio (Valderredible – Cantabria).

Ruinas de la Torre de los Taglés en Quintanilla de Rucandio
Foto: Asociación Española de los Amigos de los Castillos.
A su vez varios sacerdotes ordenan la creación de Arcas en Herrán (Valle de Tobalina – Burgos), Santibañez Zarzamuda (Valle de Santibañez - Burgos) y en Prádanos del Tozo (Los Páramos - Burgos).
Tanto las Arcas como los Pósitos que ofrecían el préstamo en grano se ven superados, en parte por su mal funcionamiento, por la aparición de otras entidades que ofrecían préstamos en dinero.

Los Pósitos y las Arcas de Misericordia son los precedentes de los Montes de Piedad y el antecedente inmediato de las Cajas de Ahorro actuales, creadas en 1955.
Biografía:

"La asistencia Social en la Honor de Sedano durante el Antiguo Régimen". Jacinto Campillo Cueva.
“Antecedentes del microcrédito. Lecciones del pasado para las experiencias actuales”.
Begoña Gutiérrez Nieto. Universidad de Zaragoza. Revista de Economía Pública, Social y Cooperativa, nº 51, abril 2005.
“Arca de Misericordia de Los Arcos: Sus protagonistas principales en los siglos XVI y XVII”. Victor Pastor.
“Entidades de Crédito y Montes de Piedad”. Juan José Olmeda Quintana. Biblioteca Universitaria 2010.
“Los Montes de Piedad en Andalucía”. Manuel Titos Martínez. 2008.
“Conventos Franciscanos en el Norte de la Provincia de Burgos (Siglos XIII-XV)”. Saturnino Ruiz de Loizaga. 2007.
“El Pósito Palentino. Fundación, Ordenanza y Actividades en el Primer Siglo (1540-1636)”. Francisco del Valle Pérez. 1956.
“Fundaciones y beneficencia en Reinosa”. Encarnación-Niceas Martínez Ruiz. 1999.
“Literatura sobre los Montes de Piedad”. Manuel Carriedo, Francesc Fons y José Manuel Neira. Confederación Española de Cajas de Ahorro. 2007.
“Los Pósitos en España en el siglo XIX”. Pedro Carasa Soto.
“Las Arcas de Limosna y Misericordia del Conde de Haro: Un Antecedente del Microcrédito en los Albores de la Edad Moderna”. Alberto de la Peña Gutiérrez, Julio Mata Melo, Belén Castillo Iglesias
"Microfinanzas en España: Impacto y Recomendaciones a Futuro". Maricruz Lacalle Calderón. Silvia Rico 2011 Cumbre Mundial del Microcrédito Valladolid.
“Pósitos, alhóndigas y alholíes: Edificios municipales de abastecimiento en Castilla durante el siglo XVI”. Luis J. Gordo Peláez. Universidad Complutense. Madrid. España.
“Arcas de Misericordia". El Duende de Campoo. Revista FONTIBRE, nº 45, Enero de 1962.
Fotos y texto: Andrés Serna

Agradecimientos: Jacinto Campillo, Julio Conde.