jueves, 10 de mayo de 2012

BELLEZA Y DESIDIA en el MONASTERIO DE RIOSECO – VALLE DE MANZANEDO (BURGOS)


El Monasterio cisterciense de Santa María de Rioseco se encuentra en el Valle de Manzanedo, actual provincia de Burgos, junto al río Ebro, en el territorio donde tuvo su origen el primitivo Condado de
Castilla.

La comunidad que en el siglo XIII se trasladó hasta el Valle de Manzanedo había ocupado un pequeño cenobio en Quintanajuar, en el Páramo de Masa, de donde se trasladaron a finales del siglo XII a San Cipriano de Montes de Oca (La Rioja).


Cuando a comienzos del siglo XIII, hacia el año 1204, llegaron al Valle de Manzanedo ocuparon lo que era el antiguo monasterio de Rioseco, perteneciente al patrimonio de la comunidad de Quintanajuar desde el año 1171 en que lo recibieron como donación de los descendientes de Martino Martini de Uizozes.


No existen noticias anteriores de este antiguo monasterio situado en una pequeña explanada al norte de donde se establecieron definitivamente hacia el año 1236, y cuyas ruinas todavía podemos visitar.

En el lugar ocupado por el primitivo monasterio de Rioseco todavía se pueden ver las ruinas de la iglesia conventual, que después del traslado al nuevo monasterio fue la parroquia de Nuestra Señora de Parrales.

Al parecer, como consecuencia de la grave inundación que sufrió el monasterio en 1216, se organizó el traslado a un solar próximo situado en una zona algo más elevada. El traslado a la que sería la definitiva ubicación de esta comunidad cisterciense se hizo en 1236. En el siglo XIV, Rioseco formaría uno de los más potentes patrimonios económicos de los cistercienses castellanos. Seguirían años de penuria y crisis a mediados del s. XV y años de crecimiento como en el s. XVII.

Desde 1808 a 1809 las tropas francesas alojadas en Medina embargaron buena parte de los granos almacenados, y desde este último año hasta el 29 de junio de 1814 los monjes tuvieron que exclaustrarse. Aunque volvieron a él, no duraron mucho ya que, el 29 de octubre de 1820, durante el Trienio Liberal, "los comisarios del gobierno revolucionario tomaron posesión de este monasterio".

En pública subasta celebrada en Villarcayo, serían vendidos buena parte de sus bienes. El monasterio quedó sin vender. Abandonado, fue en parte aprovechado por la gente del lugar como almacén, parroquia y cementerio.


En 1855, a falta de licitantes, Francisco Arquiaga, comisario provincial de la subasta, cargó con aquella belleza inútil y desolada. Arquiaga desde el principio cedió el templo para el culto, estando éste magníficamente equipado: retablos, cuadros, órgano, pila bautismal, etc., hasta que su nieta Margarita Arquiaga lo cedió a la Archidiócesis y comenzó su expolio, saqueo y degradación. Según cuentan algunos vecinos del valle, algunas de las estatuas de santos de la orden sirvieron hace años de relleno de la cercana presa del Ebro.

Su claustro es de estilo herreriano y conserva una preciosa escalera de caracol. Aún se mantienen los muros de la iglesia en pie, y las bóvedas conservan algunos restos de policromía. Su Cartulario se conserva en el Archivo Histórico Nacional (códice 91B).
Dado su estado de abandono, víctima de la vegetación y el expolio, figura en la Lista Roja de Patrimonio en Peligro, que la asociación Hispania Nostra empezó a elaborar en el año 2006.

En los últimos años la Asociación Cultural "Amigos de Rioseco" intenta recuperar el monasterio  y evitar su desaparición total con diferentes actividades como la recogida de firmas, campamentos, deforestación de la zona, limpieza de la iglesia, etc y sobretodo dando a conocer este maravilloso espacio.

Para finalizar os recomendamos que leáis la emocionante carta que en la web de Cidad de Ebro escribe Eva, una de las últimas habitantes del Monasterio: http://cidaddeebro.es/turismo-en-la-zona/monasterio-de-rioseco.html
Conoce más y mejor sobre el Monasterio de Rioseco:
Fuente: Wikipedia y Webs.
Fotos y Vídeo: Andrés Serna.
 


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