

El ascenso a la ermita está perfectamente señalado y no tiene excesiva dificultad.
A medio camino podréis observar lo que queda del poblado de Siero con los restos de la impresionante iglesia que allí tuvieron pegada al cementerio todavía activo. Se hace difícil imaginar hoy en día como sería la larga comitiva de un entierro a esas alturas.
Corría la primera mitad del siglo pasado cuando José Luis, apodado por todos “Jalisco” recorría torpemente los caminos de Alfoz de Bricia. Eran tiempos duros y casi de extrema pobreza en los que las familias agricultoras de la zona tenían lo justo.
Pero para “Jalisco” todo era más difícil ya que su ceguera casi total le hacía recorrer los caminos de Bricia muy lentamente.
José Luis trabajaba con una de las pocas armas que disponía: su voz.
Pobre de solemnidad Jalisco recorría las casas de los pueblos cantando canciones a cambio de limosna y al parecer nunca le faltó alimento que echarse a la boca gracias a la generosidad de la gente.
Una de las canciones que Jalisco cantaba todavía reside en la mente de nuestro excelente informante, Edelmiro Vallejo de Espinosa de Bricia.
“Pasión por el Arado” es una de las canciones que José Luis “Jalisco” el ciego mendigo cantaba por los pueblos a cambio de limosna y un lugar donde dormir que generalmente encontraba en la calidez de los pajares de las casas.
La canción que hoy os traemos es un tema profano-religioso que se solía cantar en época de cuaresma, navidad y semana santa y su temática relaciona con gran imaginación las partes del arado con la pasión y vida de Jesucristo.
Podrás caminar por puentes medievales, investigar iglesias derruidas y descubrir fauna entre bosques de encinas, arces, tejos y acebos, vigilado siempre por el vuelo de majestuosas y veloces rapaces que te observarán desde el cielo.
La ruta que os mostramos tiene una longitud de 17,5 kilómetros y aunque algunas de las publicidades de la zona nos hablan de siete horas para recorrerla, te aconsejamos que te tomes tu tiempo y disfrutes de cada instante irrepetible.
Comenzamos en el pueblo de Pesquera de Ebro, lleno de palacios y casonas blasonas excelentemente conservadas y desde el principio vimos con agrado que la pista está perfectamente señalizada. Marcas y señales en edificios, árboles o rocas harán que no te pierdas en ningún momento.
Tras un tramo de camino entre árboles, en breve accedimos a una pista-carretera que te lleva al mágico pueblo semi-abandonado de Cortiguera. Y digo semi-bandonado porque afortunadamente y tras década de total abandono el pueblo tiene en la actualidad 8 vecinos, que ya son más de los que viven en muchos de los pueblos de la zona.
Video: Andrés Serna 2010