Los petrodólares se asomaban en una zona dominada por las excelentes plantaciones de la rica patata de La Lora.
El régimen franquista estaba asfixiado económicamente y el dinero existente en sus arcas se evaporaba en la compra de petróleo y sus derivados.
Era vital para las arcas del estado recortar el gasto en hidrocarburos e intentar ser autosuficientes en esa materia.
La búsqueda de pozos petrolíferos en España fue uno de los trabajos primordiales para los técnicos de CAMPSA. La zona del norte de Burgos fue una de las elegidas y ya en 1943 empezaron las primeras prospecciones en busca del oro negro. Poblaciones como Cavañas de Virtus o Arija vieron a los técnicos buscar yacimientos, pero estos pueblos no fueron los elegidos.
El milagro llegó el 6 de junio de 1964 y así lo contaba el periódico La Vanguardia al día siguiente: ”eran las 12,12 del mediodía cuando durante unos diez minutos cerca de seis mil litros de petróleo han brotado desparramándose por los campos de trigo en el pueblo burgalés de Valdeajos. El día de hoy pasará a la historia por tratarse del primer yacimiento petrolífero de España.
La foto del gran charco negro en mitad del patatal pronto da la vuelta a toda España y muy pronto periódicos, televisión española y extranjera y curiosos de todo tipo acuden a La Lora.
El 9 de junio de 1964 La Vanguardia dice: “Un amable técnico francés de CAMPSA nos dice que ya se sabe que el crudo es de una calidad excelente, mucho mejor que el petróleo del Sahara, donde él también ha trabajado”.
Las expectativas sobre el crudo son muy grandes y aunque los políticos del régimen intentaron frenar su euforia, la visita de los, por entonces, Príncipes de España a Sargentes de la Lora dio el pistoletazo a todo tipo de planes e ideas a instaurar en la zona.
Antes de verificar la calidad y la cantidad del crudo se vendió un futuro espléndido. Planes de prosperidad económica y mejoras en la forma de vida de la gente surgieron por doquier. Se habló de la construcción de una gran refinería y también del ambicioso proyecto que uniría La Lora y el puerto de Bilbao con un largísimo oleoducto.
El 10 de junio de 1964 la Vanguardia entrevista al Consejero de Gobierno de CAMPSA, Don José Luís de Arrese que dice: “Desde un punto de vista nacional y económico la confirmación de la existencia de petróleo en nuestro país, supone algo importantísimo. Es el mejor regalo que Dios puede hacer a España y a nuestro Caudillo al cumplirse los 25 Años de Paz”.
La noticia fue la bomba y La Lora fue portada de todos lo periódicos y radios mientras el Nodo llevaba las noticias del páramo a todos los cines del país. Incluso el famoso caricaturista Mingote se hizo eco del tema con su trabajo en La Vanguardia.
Los primeros meses de alegría y expectación más de 300 personas encontraron trabajo dedicados al petróleo, pero eso fue todo.
El cuento de la lechera se hizo realidad, se vendió la leche antes de tenerla. Pronto llegaron malas noticias. Los ingenieros hablaron de unos resultados muy pobres, de un petróleo escaso, de mala calidad y de una extracción muy difícil. La calidad del crudo es tan mala que se debe vender en bruto como combustible industrial, ya que el petróleo obtenido no se puede utilizar en refinerías para obtener combustibles y otros productos derivados. Las empresas petrolíferas que en un principio peleaban por controlar el petróleo de la zona, pronto quisieron quitárselo de encima ya que la rentabilidad era mínima.
Lo mismo que la fama llegó a la zona, se marchó. La prensa, los políticos y la expectación desaparecieron de La Lora para no volver más que en reportajes nostálgicos que hablan de lo que pudo ser y no fue.
La explotación petrolífera de La Lora sigue funcionando en la actualidad y aunque desde la apertura del primer pozo los datos nos dicen que se han extraído, desde entonces, más de 20 millones de barriles, los habitantes de La Lora tienen que desplazarse varios kilómetros para llenar sus coches de combustible ya que la gasolinera de la zona cerró hace muchos años.
La actividad frenética y el movimiento se esfumaron y la el páramo volvió a la tranquilidad de siempre.
Quizás la expectación y la fama fueron algo de la gente de fuera. Los habitantes de la zona, pasada la primera sorpresa, sabios como pocos, nunca abandonaron su forma de vida y siguieron fieles a su verdadero petróleo: su tierra y la patata.
En junio del 2009 se cumplirán 44 años desde que el petróleo apareciera en Sargentes de la Lora. Desde entonces la zona ha perdido más de 800 habitantes. El censo de los siete pueblos que conforman la zona en 2007 era de 160 habitantes.
En la actualidad La Lora sigue siendo punto de producción energética ya que la zona ventosa del páramo a más de mil metros de altura ha servido para inaugurar un nuevo parque eólico.
Junto al parque eólico e intentado dinamizar la zona, se habla del futuro Museo del Petróleo un centro de 300 metros cuadrados con el que recordar tiempos pasados y atraer turismo a la zona.
Junto a la noticia del futuro Museo del Petróleo, recientemente se presentó el libro “El Petróleo de La Lora” (Editorial Dossoles Burgos), firmado por Salvador Mirete, obra en la queda reflejada la historia de la Texas española.
Lo cierto es que La Lora es parte importante en la historia ilusionante de nuestro país. En la actualidad, La Lora es un centro excelente para el turista de fin de semana. Increíbles paisajes, fauna (el último lobo hispánico), caza (perdices, corzos, jabalíes), vegetación autóctona (bosques de robles, hayas, encinas, avellanos silvestres), todo tipo de setas y mucha, mucha historia (románico, fósiles, monumentos megalíticos), te están esperando. No te lo pierdas.
Fuentes Utilizadas: La Vanguardia, El País, El Mundo, El Diario de Burgos, Agencia Efe, Abc.
Fotos blanco y negro y caricaturas: Hemeroteca La Vanguardia.
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