martes, 19 de octubre de 2010

CAMINANDO POR SENDEROS - ERMITA DE LAS SANTAS CENTOLA Y ELENA


Modelado por las aguas del río Rudrón, el macizo calizo que nos ocupa se encuentra vigilante encima del pueblo de Valdelateja y del poblado abandonado de Siero.
Nos acercamos esta vez a unos de los macizos rocosos más bellos y espectaculares de la zona que ocupa este blog y a una de las más antiguas iglesias cristianas de la provincia de Burgos.


Los más de 200 metros que se eleva sobre las casas han sido siempre una fortaleza natural y tanto romanos como visigodos la tomaron como lugar estratégico y como puesto de vigilancia y defensa. Incluso las crónicas antiguas hablan de la existencia de un castillo o fortaleza entorno al año 945.


La leyenda dice que allí fueron martirizadas las Santas Centola y Elena, cristianas en una época en la que las cuestiones de fe eran perseguidas y castigadas.
Aunque no hay nada cierto o seguro del lugar de nacimiento y martirio de la Santa, la tradición sitúa a la Santa Centola en Siero (pueblo hoy abandonado), barrio de la población de Valdelateja en la provincia de Burgos.
Corría el siglo cuatro de nuestra era y Diocleciano era el cesar del imperio romano, perseguidor y castigo de los cristianos de la época.
Centola, devota en mala época, fue entregada por el señor de las tierras de Castro-Siero al Precepto Eglisio para darla su escarmiento por cristiana.



Eglisio, hombre desaforado y cruel o como dicen escritos posteriores “más fiera que hombre”, “no dexo tormento ninguno sin aplicar a la Santa”.
Centola fue colgada y descoyuntada en caballete, magullada con varas y abiertas en sus carnes.
Sangriento personaje mandó también cortarla los pechos y encarcelarla sin cura alguna para que se desangrara.
Centola en vez de retractarse tras el martirio continuó mostrando su fe con más fuerza por lo que Eglisio ordenó cortarle la lengua.
En su martirio fue visitada en la cárcel por devotas de la zona que intentaron acabara la tortura. Una de ellas fue la noble Elena que al final fue añadida al martirio ya que ambas fueron degolladas juntas el 4 de agosto del año 304.



En el año 782 los señores visigodos de Castro-Siero, Fredenandus y su mujer Gutina, ordenan la construcción de la pequeña iglesia que hoy ocupa el macizo calizo sobre el río Butrón.
La iglesia presenta una sola nave rectangular de ábside cuadrado. En ella destaca la pequeña ventana con arco de herradura, típico del periodo visigodo, que añade una inscripción con los nombres de sus fundadores y la fecha de su construcción.



En el siglo XIV el obispo de Burgos, Don Gonzalo, acumulador de reliquias de santos, pone en aviso a los Obispos de Astorga y León que compran las reliquias de las santas por 300 monedas de oro, para en el año 1317 llevar los restos a la catedral de Burgos donde se las diera mayor culto.



El ascenso a la ermita está perfectamente señalado y no tiene excesiva dificultad.
A medio camino podréis observar lo que queda del poblado de Siero con los restos de la impresionante iglesia que allí tuvieron pegada al cementerio todavía activo. Se hace difícil imaginar hoy en día como sería la larga comitiva de un entierro a esas alturas.



Tras dejar Siero nos acercamos rápidamente a la zona alta del macizo donde se encuentra la ermita. No olvides tocar su campana, es tradición, ya que si lo haces las santas aseguran tu casamiento.


Una vez arriba solo te queda disfrutar de las vistas que te ofrece este fantástico lugar desde cualquier lugar de su perímetro. Admira la bonita Valdelateja y las grandes paredes de los cañones del Ebro.

Dejamos con pena tan especial lugar y pronto llegamos de nuevo a Valdelateja.
Caminando por sus calles escuchamos a los lejos de nuevo el sonido de la campana. Un nuevo caminante visita la ermita de Santa Centola y Santa Elena.

Fotos y Video: El Correo de las Matas 2010
Más fotos: Facebook El Correo de las Matas
http://www.facebook.com/#!/profile.php?id=100001550425637

lunes, 11 de octubre de 2010

CANCIONES POPULARES DE NUESTROS PUEBLOS - PASION POR EL ARADO


Corría la primera mitad del siglo pasado cuando José Luis, apodado por todos “Jalisco” recorría torpemente los caminos de Alfoz de Bricia. Eran tiempos duros y casi de extrema pobreza en los que las familias agricultoras de la zona tenían lo justo.
Pero para “Jalisco” todo era más difícil ya que su ceguera casi total le hacía recorrer los caminos de Bricia muy lentamente.
José Luis trabajaba con una de las pocas armas que disponía: su voz.



Pobre de solemnidad Jalisco recorría las casas de los pueblos cantando canciones a cambio de limosna y al parecer nunca le faltó alimento que echarse a la boca gracias a la generosidad de la gente.
Una de las canciones que Jalisco cantaba todavía reside en la mente de nuestro excelente informante, Edelmiro Vallejo de Espinosa de Bricia.
“Pasión por el Arado” es una de las canciones que José Luis “Jalisco” el ciego mendigo cantaba por los pueblos a cambio de limosna y un lugar donde dormir que generalmente encontraba en la calidez de los pajares de las casas.
La canción que hoy os traemos es un tema profano-religioso que se solía cantar en época de cuaresma, navidad y semana santa y su temática relaciona con gran imaginación las partes del arado con la pasión y vida de Jesucristo.

Posteriores investigaciones nos han llevado a conocer que era una canción muy extendida por las tierras y pueblos de las dos Castillas, Extremadura y Madrid.
La historia precisamente marca el origen y composición del tema en Madrid ya que se dice que fue el mismísimo San Isidro quien escribió el poema. La tradición dice que la cantaba trabajando y que incluso se la cantó a Jesucristo cuando se le apareció al Santo mientras araba las tierras.
El arado fue sin lugar a dudas uno de los mayores adelantos en la historia de la agricultura.
El invento vino de una feliz adaptación de palas, picos y azadas. Su utilización permitió mejorar notablemente la agricultura y mejoró en excelente medida las cosechas.
El uso del arado permitió además aumentar los terrenos a trabajar, conseguir mayores excedentes que fueron destinados a su venta y hacer menos duro el trabajo del agricultor.


Aunque no se conoce su origen se habla de su aparición entorno al 3500 antes de Cristo entre las aguas de los río Eufrates y Tigris en el Oriente Medio. Fueron pues los pueblos mesopotámicos los primeros en labrar con el arado.
En un principio era el hombre el que tiraba del arado hasta que en el año 3000 antes Cristo se unieron dos bueyes que hacían el duro trabajo, imagen que ha llegado hasta nuestros días.
Ya en Europa tanto griegos como romanos usaban el arado y precisamente estos últimos fueron los que añadieron satisfactorios cambios que han llegado hasta la actualidad.


Esta es la historia de cómo la canción “Pasión por el Arado” sonó por los pueblos Bricia gracias al mendigo Jalisco y que hemos recuperado gracias a la increíble memoria de Edelmiro Vallejo de Espinosa de Bricia.



Video: El Correo de las Matas 2010
Fotos: Google Pictures
Agracedimientos: Edelmiro Vallejo