domingo, 21 de agosto de 2011
EL CORREO DE LAS MATAS (Edición Digital) RECIBE EL PREMIO SUNSHINE AWARD
Hace unas semanas, justo cuando nuestro blog se anotaba la visita número 15 mil, recibíamos la grata sorpresa de que otro blog amigo Tierras de Burgos (http://tierrasdeburgos.blogspot.com) nos concedía el Premio Sunshine Award.
Es el primer premio que otorgan a nuestro blog y nos hace mucha ilusión recibirlo.
Prometemos ser dignos de tan alto honor y continuar llevandoos a todos vosotros noticias, vídeos, etc del norte de Burgos y el sur de Cantabria.
Muchas gracias a Montacedo, director del blog "Tierras de Burgos" por otorgarnos dicho galardón:
http://tierrasdeburgos.blogspot.com
sábado, 20 de agosto de 2011
IGLESIA RUPESTRE DE CADALSO (VALDERREDIBLE)
La iglesia rupestre de Cadalso, en el término municipal de Valderredible (Cantabria, España), fue declarada Bien de Interés Cultural el 15 de mayo del año 1983. Se encuentra en la localidad de Cadalso, al borde mismo de la carretera que va desde Polientes, capital municipal, hacia Escalada (Burgos), a menos de un kilómetro de Ruerrero y ya cerca de San Martín de Elines.
La iglesia estaba originariamente dedicada a San Cipriano, pero la religiosidad popular más moderna advoca la iglesia a la Virgen del Carmen, festividad en la que se celebra en Cadalso desde antaño una procesión y misa que une a todos los fieles de la zona.
Se trata de una iglesia rupestre, esto es, directamente tallada en la roca arenisca, lo que supone aprovechar la geología del valle del Ebro para realizar construcciones religiosas. La cronología de este tipo de manifestaciones rupestres del sur de Cantabria es controvertida, algunos autores abogan por el origen de estos templos prerrománicos en época visigótica por inscripciones aparecidas en otras iglesias, con una cronología anterior al año 711 en que se inicia la conquista árabe. En el caso de la iglesia rupestre de la Virgen del Carmen se mantiene un amplio marco cronológico: entre el siglo VII y el X.
Es una iglesia de tamaño pequeño. Tiene una sola nave de planta rectangular, cubierta por bóveda de cañón y rematada en ábside cuadrangular más estrecho y alto que la nave. Tiene arco triunfal de medio punto. En la fachada de la nave hay un vano abocinado que actualmente está cegado, probablemente la única apertura que existió en origen.
Pueden observarse en la fachada huellas de repiqueteado, que quizá sean de un antiguo porche, hoy desaparecido.
En el exterior de la iglesia, como ocurre en otras manifestaciones rupestres de Valderredible, hay dos tumbas altomedievales excavadas en la roca. Una de ellas es rectangular y la otra antropomorfa, esto es, con una cabecera en forma de herradura.
Más info en el libro:
Iglesias Rupestres. Cuevas artificiales, necrópolis rupestres y otros horadados rupestres de Valderredible (Cantabria) de Julián Berzosa Guerrero
Vídeo y Fotos: El Correo de las Matas 2008 y 2011
LOS PUEBLOS DEL SILENCIO - LORILLA
Nos acercamos una vez más en nuestro blog a otro de los pueblos abandonados que por desgracia cada vez son más numerosos en la zona que nos ocupa.
Visitamos esta vez el llamado “Balcón de Valderredible” en Lorilla, ya que en días de buena claridad se pueden ver casi por completo los 52 pueblos que conforman el ayuntamiento de Valderredible.
Lorilla fue un pueblo eminentemente agrícola y ganadero que a principios de siglo tenía entorno a 70 habitantes en casas a las que nunca llegó el agua corriente pero que si disfrutaron muy pronto de la luz eléctrica (1920), abandonando los candiles de aceite para siempre.
Mientras observábamos los restos de la antaño gran iglesia de San Pedro Apostol, hoy en total ruina, tuvimos la infinita suerte de encontrarnos en el destruido pueblo con Jesús Hidalgo, el último habitante del pueblo.
Jesús nos contó, con esmerado cariño por el pueblo en que nació, como era la vida en Lorilla, como vivió los duros días de una Guerra Civil que castigó con saña a Lorilla y el porqué de su abandono del pueblo en 1971.
Y es que casi se puede decir que la Guerra Civil mató a Lorilla. Su posición extremadamente estratégica convirtieron al pueblo en un centro de ataques de tropas y vaivén de fuerzas de uno y otro bando. Parapetos y fortificaciones son todavía visibles en los alrededores del pequeño pueblo.
Muchas de sus casas fueron reconstruidas tras la guerra y aunque en 1950 se inauguró su escuela, la vida de Lorilla se fue apagando hasta que Jesús Hidalgo y su familia abandonaron el pueblo.
Muy pronto amigos de lo ajeno acudieron al saqueo del pueblo dejándolo en el absoluto abandono que se encuentra en la actualidad.
Abandonamos Lorilla tras recorrer sus calles vacías pero con la increíble experiencia de hablar durante unos minutos con Jesús Hidalgo, su último habitante, que a pesar de todo siente una increíble alegría y cariño por su pueblo.
Ya en casa seleccionando material para este breve artículo nos encontramos en internet esta poesía, que cariñosamente “robamos”, que firma A. Poza y que dedica a Jesús Hidalgo, el último habitante de Lorilla:
A todos aquellos pueblos que ya escribieron su
historia, pues ni siquiera en verano, nadie a ellos
regresa a recordar las nostalgias de la infancia.
Sentado sobre la Loma
en la mirada hacia el Valle,
Lorilla al Ebro le asoma
la soledad de su calle.
Tus vecinos emigraron
a buscar comodidades,
sus posesiones dejaron,
marcharon a las ciudades.
Aquí quedaron heridas,
alegrías y sudores,
y una parte de sus vidas
de ejercer de labradores.
En su memoria llevaban
los recuerdos de su infancia
y en el corazón guardaban
el dolor de la distancia
Las ortigas y las zarzas
se apoderan de los huertos,
de las ruinas de tus casas,
y las tumbas de tus muertos.
En la torre de espadaña
las campanas ya no están,
y aún musita la montaña
los ecos de su talán,
Son las ruinas de tejado
lo queda por secuela,
con restos de un arado
y la emparedada escuela.
Y por los vientos de Lora
desde la orilla del páramo,
se oye a Lorilla que llora
la soledad de un verano.
A. Poza
Más info en el excelente libro:
Burgos. Los Pueblos del Silencio de Elias Rubio
Fotos y Vídeo: El Correo de las Matas 2010
Agradecimientos: Jesús Hidalgo y Familia, Julio Conde